Bacterias

 

I

 

Hay veces que uno rompe huesos de frailes en lo alto de un campanario y otras que examina su colección de dientes de ballena azul. En la primavera de mi ombligo llueven trocitos de materia gris, celosamente guardada entre las esquinas de la sinrazón. A veces se expande hasta que vuelven los demás colores y se filtra por el cristal. Vuelve a su hogar. Se repliega seis veces y se esconde bajo la almohada. Se la oye ronronear y hay veces que a uno se le escapa una risa que otra. A no ser que fuera jueves. Ay de quien ría en jueves. Hay veces que uno corre hasta tener un sabor metálico en la boca y después, sin saber muy bien por qué, baila entre llamas y ñandúes mientras la luna es devorada por el sol en una deflagración cromática que tiñe el cielo de verde, al parecer. Otras uno es devorado sin piedad después de ser su cráneo examinado por entes sin rostro pero de lo más educados y hospitalarios. Hay veces que pasan estas cosas.

Hay veces que pasan estas cosas.

II

 

Quién sabe. Si fuéramos calabacines. Del ámbito rural. No dormiríamos con tanto grillo. Orquesta nocturna. ¿Sabías que desafinan en luna llena? Asustan a los tunos y a los turistas. Ni se te ocurra decirles algo o no pararán de cantar villancicos. Me dijeron feliz año. Pensé hasta cuándo. ¿Y qué quiere decir eso acaso? Delirios de vagón. Del ámbito urbano. El ritual de la indiferencia ha empezado. Se les daría genial a las cigüeñas. Claro que no es lo mismo una cigüeña en lunes que en viernes. Quién sabe. Abre el periódico con desprecio, se pelea con el doblez de una página. Se le enfría el café. Empieza la música. Sus pies sospechan que llevan el compás. No se equivocan. Canta mientras puedas. Han echado las cortinas y cierran a y cuarto. A menos diez es el examen. A menos veinticinco la entrevista y a y media el partido. Tú verás qué haces. “Hagámoslo fácil” dijo el conductor. Miraba hacia adelante, ni parpadeaba. Un maestro de la indiferencia. Unas aficionadas, es lo que eran las cigüeñas. Shh, no pierdas el ritmo. Escucha a tus pies, aunque no tengan nada que decir. Y recuerda, las buenas personas madrugan. Aunque quién sabe.

Las buenas personas madrugan.

 

III

 

Es tarde ya para ronquidos imaginarios. Es tarde para sauces con heridas en las yemas de los pies porque el pacto está frito y el huevo sellado en el santuario. La ladrona de ideas está bajo custodia, aunque la sombra de la reina es alargada, eso sí. Se mece entre la traición y la miel deudora de la duda de su dudosa deuda. Arpía de la tierra prometida. Te tiendes entre las algas y desafías a los invitados. Los destierras con la mirada.
Susurran sapos melancólicos a la tormenta. Rugen las entrañas de los loros en otra parte sin que nadie lo apunte. Una lagartija contempla la muerte de su amiga, y digo yo que el sol nunca se habrá ruborizado. Cuando lo haga ya seremos nebulosas. Nos sacuden los vientos de una venganza azucarada. A veces nos disolvemos y volvemos a nacer. Y las mentiras nutren las nubes y las flores se vuelven sarcásticas. Y el sauce se regodea con su corbata nueva recién planchada.

Es noviembre y ya no importan esos detalles. La sombra de tus uñas, los metabolitos que podría haber en tu alfombra… Al final no es más que una cuestión enzimática. Todo estallará y se comprimirá o al revés.

No es más que una cuestión enzimática.

IV

 

Materia cuántica. Cuánta materia. Escarcha de neutrones gira en espiral. A través de una grieta. Mohosa. Raíces. Raíces enraizadas. Enredadas en materia sideral de bosones cuánticos que retozan ajenos al baile cósmico. Es el arte, el arte de la ciencia que reprocha a la ciencia del arte. Combaten y desenfundan sus pustulencias. Gotas de sudor distorsionan el resultado: la hipótesis refutada. El paradigma del pez asmático. La indeterminación de la mente determinada y la eterna paradoja del retorno retrópodo. La incertidumbre del triscamichos y el principio del paralelípedo. Las envainan de nuevo, exhaustos.

Nadie gana, al parecer. La herética se yergue orgullosa de su omniflatulencia. Árida y frígida. Afilada y rencorosa. Ni la variante del neutrino ni el paradigma del electroncito se volverán a estudiar. Tristes, recogen sus apuntes y vuelven en metro. A casa.

 

Recogen sus apuntes y se vuelven en metro.